Bienvenido publico en general este es un blog, en donde se publicaran las literaturas creadas por ti y por mi, este es el único lugar donde nosotros vamos a poder expresar nuestros sentimientos sin que nadie nos critique, vamos a poder matar el tiempo leyendo nuestras anécdotas, anda, "tu eres el artista", ¡unete!

miércoles, 27 de julio de 2011

Hombres de fe


Tuvo que quitarle el arma antes permitirle entrar al confesionario. Era un revolver conocido por él ya que su padre tenía uno exactamente igual con el que le enseño a lograr tiros certeros. Lo mantuvo entre las piernas mientras hacia la señal de la cruz.

-Ave María purísima-
-Sin pecado concebida-

Lo que siguió fue una narración nacida del infierno mismo: Robos, tortura, estafas, violaciones, ajustes de cuenta. // Aquel hombre era un sádico; un sicario que ejercía su profesión más que dinero, por gusto//. La sangre le llegó con fuerza a la cabeza. ¡Tantos años en el sacerdocio y jamás se había enfrentado a una situación parecida!

-Pido su perdón padrecito- Musitó el hombre con la cabeza gacha.
-Solo si te has arrepentido y juras alejarte de esas horripilantes acciones, todas en contra de Dios y la humanidad- Replicó esperanzado.
-Ahí si va a estar difícil padrecito, yo no me arrepiento de nada, es más si tuviese la oportunidad lo volvería a hacer. Lo único que necesito es descargar mi alma y buscar el perdón, total ¡Por eso soy un hombre de fe!-

El sacerdote le negó el indulto exacerbado y fuera de sí. ¡Válgame el Señor!
Entonces el hombre le respondió sereno:
-Mire padre con su perdón o sin él yo seguiré mi encargo. Le confesaré algo más, su parroquia se me atravesó cuando iba camino a la casa de los Montesino ¿Los conoce verdad?, llenos de hijos y la mayor preciosa, una flor de jazmín antojable a cualquier hombre sensato. Nunca he matado niños y se me doblaron las corvas, por eso pasé por aquí pero pues ni modo. Otra vez será.-
El hombre se levantó y se encamino a la salida, pero la primer ráfaga lo detuvo y la segunda lo hizo caer de bruces sobre la alfombra color olivo.

El padre Joaquín, aún con el olor a pólvora en sus manos, arrojó espantado la pistola junto al cadáver y temblando buscó el reclinatorio más cercano al altar. Puso sus rodillas en la madera dura y rezó mecánicamente con los ojos fruncidos. No estaba arrepentido de lo que hizo y si tuviera la oportunidad lo volvería a hacer. Lo único que buscaba era descargar su alma y solicitar el perdón, total, era un hombre de fe…©
 Patricia Navarro

No hay comentarios:

Publicar un comentario